Cuáles son las principales averías eléctricas

Muchos son los problemas que pueden terminar afectando al buen estado de una instalación eléctrica, de ahí que no esté de más saber a qué tipo de anomalías podemos enfrentarnos. Estos contratiempos serán especialmente molestos cuando se produzcan en la propia vivienda del usuario del suministro de electricidad. Como no podía ser de otra forma, lo más conveniente en cada escenario será buscar la solución más rápida y eficiente. Será fundamental detectar cuándo existe una avería, algo que, en muchas ocasiones, es fácil de hacer.

La sobreintensidad es una de las adversidades más comunes con las que podemos llegar a toparnos; se trata de una intensidad que se sitúa por encima de la nominal. En este caso, la corriente puede incrementarse hasta unos límites que acaben rebasando los niveles de corriente nominal; el resultado será una sobrecarga, por lo que resulta muy recomendable estar protegidos frente a ella. Los fusibles y los interruptores magnetotérmicos y electromagnéticos son unas buenas alternativas frente a esta problemática, que puede conllevar incluso cortocircuitos.

Precisamente, citaremos ahora los cortocircuitos, otra de las principales averías eléctricas que suelen manifestarse en una instalación. Se trata de un problema derivado de la conexión entre dos puntos de un circuito que tienen entre ellos una diferencia de potencial. Estos contratiempos deben ser resueltos en un tiempo menor a los cinco segundos, ya que, de lo contrario, el escenario se volverá muy grave y adverso. La mejor protección frente a esta amenaza la ofrecerán los interruptores electromagnéticos, los fusibles y los seccionadores.

Otra avería que puede afectar a los usuarios de la red eléctrica es la que se lleve a cabo a raíz del contacto directo entre personas y partes activas de la propia instalación eléctrica. En esta situación, lo más conveniente será echar mano de mecanismos de protección como pudieran ser los aislantes de las partes activas del circuito; la habilitación de una distancia de seguridad a través de obstáculos y barreras también puede frenar este problema.

Por su parte, el contacto indirecto puede ser otro de los problemas a tener en cuenta. Los individuos pueden llegar a entrar en contacto con masas que estén en tensión a causa de un infortunio o de un accidente transitorio. Esto suele ocurrir con las máquinas eléctricas y sus carcasas. Para protegernos de esta amenaza, tal vez lo más acertado sería combinar la alerta del interruptor diferencial con las propias masas de tierra.

También habrá que tener muy en cuenta que existen una serie de perturbaciones que pueden ser consideradas como averías importantes y muy frecuentes. Las sobretensiones se basan en dificultades derivadas de tensiones que están por encima del valor máximo que deberían tener dos puntos localizados de una instalación eléctrica; los relés de protección son la mejor receta para intentar combatir esta amenaza. En lo que se refiere a los subtensiones, debemos saber que se trata de contratiempos donde la tensión se sitúa por debajo de la tensión nominal del propio circuito que se encuentra en funcionamiento; los relés de protección también serán ideales para luchar contra las subtensiones.

En casa pueden producirse muy diversas averías; algunas son más fáciles de detectar que otras. Por ejemplo, no resulta nada sencillo conocer que se ha producido una avería de diferencial. En el caso de que se produjera, lo primero que habría que hacer sería descubrir en qué circuito se produce el salto de diferencial, para lo que sería necesario desconectar todos los circuitos; habría que evaluar también si el salto se lleva a cabo con enchufes, con alumbrado, con línea de electrodomésticos o con otro estímulo accidental.

Hay otras averías cotidianas y de menor envergadura que no deberemos descuidar ni dejar pasar por alto; hay veces en las que un contratiempo muy menor puede acabar agravándose. Y es que podemos hallar contratiempos eléctricos en los circuitos de alumbrado, en el voltaje de las bombillas, en los cables de alimentación, en el estado de los interruptores generales de alumbrado, en lámparas que se funden, en bornes que se estropean, en luces que se comportan de manera defectuosa, en alambres rotos o desconectados, en conexiones deterioradas, etc. Estos son sólo algunos ejemplos de cómo la electricidad puede llegar a jugarnos malas pasadas.

En cualquier caso, ante todas estas averías potenciales que hemos ido citando, lo más aconsejables sería solicitar ayuda profesional de primera mano. Hay eléctricos y expertos del universo de la electricidad que sabrán cómo lidiar con cada uno de los problemas que se han producido. Son muchos los especialistas y las empresas que pueden dar al cliente el mejor asesoramiento y el mejor de los servicios técnicos. No hay que dejar pasar por alto que la electricidad es algo complejo y delicado, ya que, si no se la toma en serio, puede dar lugar a incendios o a situaciones muy delicadas.

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